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Mil familias y decenas de pueblos, en la cuerda floja si al final cierra la Térmica

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Mil familias y decenas de pueblos, en la cuerda floja si al final cierra la Térmica  Empty Mil familias y decenas de pueblos, en la cuerda floja si al final cierra la Térmica

Mensaje  44500 Vie Jul 30, 2010 9:02 pm

La crisis del carbón y sobre todo el posible cierre de la Térmica antes de octubre de 2014 tiene unos claros perjudicados: las más de mil familias que directa o indirectamente viven de su extracción y quema. Son estos los principales olvidados, quienes reconocen sentir “mucho miedo” por lo que pueda pasar, tal y como expresó Antonio Abad, en la mina desde los 18 y miembro de la asociación de mineros de Ariño, una de las localidades de la comarca de Andorra- Sierra de Arcos donde más se va a notar la caída del carbón pues el 80% de los vecinos dependen de él.
Según Abad, “ningún trabajador entiende que se aplace la aprobación del decreto y que se ponga en duda un motor económico que lleva varias décadas en funcionamiento”.

El cierre de la Térmica, y como consecuencia las empresas satélites, acabarán con la principal y a veces única fuente de ingresos de estas miles de familias bajoaragonesas que, según explican ellos mismos, no conocen otro modo de ganarse la vida.

Una situación que se repite en muchas otras localidades de Andorra y el Bajo Aragón, donde gran parte de los vecinos tienen alguna vinculación con las minas. Ejemplo de ello es la familia Royo Sanjuan, de Alloza, en la que la tradición minera se ha transmitido de padres a hijos. Miembro de esta familia es Manuel Royo, el último minero de la saga que compartió profesión con su padre, sus primos y su cuñado.
Según éste, “cuando yo empecé había trabajo en la mina para todos pero pocos años más tarde empezó a cerrarse el grifo y los más jóvenes tuvieron que irse a Zaragoza o a Teruel a trabajar, entre ellos mis hermanos y muchos otros vecinos del pueblo”. Una situación que se mantiene y se agrava con los últimos acontecimientos.

Joaquina Sanjuan, mujer de Royo, no dudó a la hora de decir que “ya vale de tonterías”. “Dicen que el carbón contamina y que no es rentable pero es mentira, porque conceden ayudas a empresas que lanzan gases sin control y ahora, con una decisión que no se sustenta más que en intereses políticos, van a acabar con muchas familias y con los pueblos, porque nadie se va a quedar si no hay trabajo”.

Una opinión que también mantienen en Ariño. Ahí, según dicen, solo un 10% de los jóvenes de entre 18 y 23 años tiene trabajo, una circunstancia que, sin duda, podría llevar a emigrar a muchos de ellos.

José Miguel también empezó su andadura como minero desde muy joven, siguiendo los pasos de su padre, en Palomar de Arroyos. Ahí vivió el cierre de las minas, lo que le llevó a emigrar a Ariño. Según éste, “entonces Palomar se quedó vacío y con Ariño pasará lo mismo porque nadie ha invertido en crear tejido empresarial, va a ser toda una desgracia”.

¿Y el dinero del Plan Miner?
Precisamente, una de las cuestiones que más formulan los vecinos de las localidades mineras es saber a dónde han ido a parar los miles de millones que desde 1997 se han entregado para promocionar la reconversión de las zonas mineras. Según Miguel, “en Ariño no ha llegado ni un solo euro en los últimos 14 años porque todo se va a zonas que ni siquiera tienen minas, como Calanda o Alcañiz”. “Si se hubieran gestionado bien, el cierre de la Térmica no supondría mucho problema porque habría más puertas a las que llamar”, concluyó.

Al igual que éste, tanto Royo como Abad criticaron que las ayudas del Plan Miner se hayan empleado “en hacer carreteras y otras infraestructuras que debería haberlas financiado la DGA, la DPT o el Estado y no con el Miner, porque no se crearon para eso”.

Según Abad, “solo han hecho una fábrica de azulejos, un balneario que está cerrado o una cementera que no funciona. Tardan mucho en ejecutar las fases y así no se acaban las fábricas jamás”.

La historia se repite
El cierre de la Térmica hace presagiar para muchos la pérdida masiva de vecinos en los pueblos mineros, tal y como ocurrió en Aliaga, tras el cierre de su Térmica en 1982, momento en que pasó de 2.000 habitantes a los 400 actuales; o en la fábrica de Palomar de Arroyos, de la que también tuvieron que emigrar más del 50% de su población al no haberse llevado a cabo ningún plan de reconversión.
Ninguna localidad de la zona quiere que se repita y, sin embargo, ninguno encuentra soluciones. En Alloza, por ejemplo, su alcalde bromeaba con la ampliación que están ejecutando del Centro Social de la localidad. Según éste, “hay que empezar a ampliar los servicios a ancianos y jubilados porque, si esto sigue así, de aquí a un par de años los únicos que quedarán en el pueblo serán los pensionistas”.


Fuente La comarca

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