Los tambores y las emociones ya se adentran a la Villa

Andorra inició en la tarde del sábado las celebraciones de su Semana Santa, con el desfile de todas las cofradías de la localidad y la posterior lectura del pregón, a cargo de José Ignacio Adell Alquézar. Los tambores y bombos tampoco faltaron en una cita emotiva y ya tradicional dentro del programa de fiestas.

El buen tiempo sacó a la calle a numerosos andorranos para presenciar los actos. En los aledaños de la plaza del Regallo, punto de partida del desfile de agrupaciones, ya se respiraba ambiente de fiesta, con muchas personas que ya habían llegado a Andorra, dispuestos a disfrutar, hasta el próximo domingo, de los actos más entrañables.

El tradicional desfile de estandartes dio colorido a la Villa, con una multitud de personas que desde las cunetas veían el paso de las agrupaciones. Pero el punto neurálgico de la celebración se concentró en la iglesia parroquial de la Natividad, ya que en el interior del templo aguardaban cientos de fieles, deseosos de escuchar el pregón de su convecino, José Ignacio Adell, que ya fue pregonero durante las fiestas patronales de Andorra del año 2000.

Antes, se produjo la solemne entrada de los romanos, con el correspondiente toque de cornetas y la colocación de todos los estandartes en el altar, ya en el interior del templo. Después, un discurso de bienvenida del presidente de la Junta Local de Semana Santa, Joaquín Laudo, dio paso a los demás actos.

Un pregón emotivo
Adell Alquézar realizó un discurso emotivo en la iglesia de la Natividad de Andorra, ya que hizo referencia a los brigadistas andorranos fallecidos recientemente en accidente de helicóptero, y también se centró en sus vivencias propias durante las fiestas de años anteriores. «Es lógico; llevo ya, tocando el tambor más de 50 años, saliendo todos los años en Semana Santa, salvo algún año, y vienen tus recuerdos y tus cosas», dijo. «Son recuerdos inolvidables y muy emocionantes», añadió.

Tras el desfile y el pregón tuvo lugar un acto de redobles de tambor en la plaza de la iglesia, a la que acudieron numerosos vecinos, que pudieron contemplar el espectáculo de sonido y aplaudieron a los participantes. Toda una muestra de que las tradiciones más vivas ya han comenzado en Andorra.

Al día siguiente, Domingo de Ramos, se bendijeron los ramos y se celebró la Procesión de Entrada de Jesús en Jerusalén. Por la tarde, se hizo el Vía Crucis a San Macario, en el que se subió el Cristo de los Tambores a la ermita, donde estará hasta la madrugada del Viernes, cuando se baje en la procesión de las antorchas. Posteriormente, tuvo lugar la exaltación de tambores y bombos en el polideportivo municipal.

Fuente-La Comarca


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