Más de 20.000 personas disfrutan de un fin de semana íbero en Andorra con ‘Lakuerter’

Lo que han celebrado los andorranos este fin de semana no ha sido una mera feria. Lo que ha hecho Andorra entero ha sido revivir a los íberos en todas sus vertientes. ‘Lakuerter’ ha devuelto el espíritu que indica que, por tercer año consecutivo, había que desempolvar las pieles para volvérselas a enfundar. Durante dos días los vecinos se han levantado siendo íberos, han comido, bailado, reído, cenado y se han acostado como tales. Han vivido la tercera edición de la Feria Íbera ‘Lakuerter’ como si no hubiera un mañana y la han dejado atrás con la nostalgia de volver a despertar en el siglo XXI.

«Mejor imposible», este es el balance que ha hecho el director de ‘Lakuerter’, Miguel Pedrosa. La cita ha conseguido atraer la atención de 20.000 personas que se han paseado por la nueva ubicación que ha resultado el doble de espaciosa que la zona de la Avenida San Jorge. Los visitantes han llegado principalmente de las comarcas turolenses y también de Zaragoza. Han disfrutado de la oferta que los propios vecinos han lanzado. Junto a los clanes y los romanos, en un papel más discreto, un grupo del Hogar de Personas Mayores empleó el sábado en preparar el ‘mondongo’ que cocinó el domingo. Un sabor como los de toda la vida que se acabó en apenas una hora y media. La feria ha sido un hervidero de actividades y los clanes han sido el principal atractivo de la feria y consiguieron despertar el interés de unas 8.000 personas en la tarde noche del sábado que se aglutinaron para seguir la concentración de los grupos en la plaza del Regallo. Venía por delante un gran momento: la representación de ‘La Noche de Astarté’, una cita que llenó el aforo de la plaza de toros, estimado en 2.700 personas. Los clanes se han ocupado de dinamizar la feria con la inclusión de novedades que, además, anunciaron que el próximo año habrá más. «Poco a poco vamos estudiando la época», dijeron.

Dinamizar el mercado
El objetivo propuesto por la Asociación de Empresarios de Andorra para esta tercera edición es la dinamización del comercio en la comarca, según apuntó su presidente, Juan Ciércoles. Junto a él, el encargado de inaugurar la feria el viernes fue José Antonio Pérez Cebrián, director de la Caja Rural en Teruel. «Con un 21% de paro y la capacidad de ahorro que tiene el país, el consumo no tira. Éste llegara cuando haya crecimiento, se genere empleo y haya mas estabilidad y confianza». Francisco Abril, vicepresidente de la DPT, indicó que Andorra ha dado muestras de «una forma de trabajo digna de felicitación, por cuanto demuestra que este es un pueblo emprendedor, colaborador y que cree en su futuro». La feria ha contado con cien puestos de calle, muchos de ellos llegados de Galicia, Asturias y Cantabria y otros muchos de la zona. Todos alaban la calidad en el rigor histórico de la ambientación pero también coinciden en que las ventas han sido discretas aunque reconocen que como en todas las ferias. Los de la zona cuentan con la baza de que son conocidos, como Cárnicas Ortín o su vecino de caseta, Juan Torregrosa, del Rincón del Gourmet. «Estamos más dispersos y se nota en las compras pero viene mucha gente y tenemos clientes conocidos», dijeron. Para el leonés, Fernando Escudero, «está complicado para vender pero no sólo aquí». El cántabro Óscar Yáñez, coincidió y resaltó la calidad de ‘Lakuerter’. «Está todo perfecto porque es un trabajo de meses. ¡Sólo falta que la gente se anime a comprar!», dijo con una enorme sonrisa.

Los clanes de ‘Lakuerter’

La gente en Andorra no se disfraza, se viste». Así de claro se mostró el director de ‘Lakuerter’, Miguel Pedrosa, unas horas antes de que comenzara la feria. Es cierto. De hecho, lo que todo el mundo que ha pasado por allí alaba es la ambientación y el rigor histórico con el que se hace todo. Los primeros que lo destacan son los comerciantes, los auténticos expertos en ferias, esos que poseen un traje de cada época para ponerse, en función del período que date la feria a la que han sido invitados. El mejor ejemplo de buen hacer han sido los seis clanes, que son los encargados de dinamizar la feria. «Llevamos mucho tiempo ensayando», decían. Es cierto. Han contado con el asesoramiento de dos profesionales, Raquel Esteban y Marian Pueo, que ya se encargan de las Bodas de Isabel en Teruel. «Esto puede alcanzar el realce de Medievales y va por el buen camino. Es increíble cómo se han volcado todos con la recreación en los ensayos», dijo Esteban.
Los clanes se cuentan por seis y las personas que suman en total, por cientos. Calculan que cada uno de ellos está compuesto por unos 140 de media (en algunos casos más). Se les identifica por el nombre y la vestimenta. Son El Búho, el Buitre, el Caballo, el Lince, el Lobo y el Toro y no son grupos cerrados. Hay casos que lo demuestran, como el que contó Miguel Pedrosa, que coincidió con un chico de Zaragoza perfectamente vestido. «Estuve el primer año, me gustó y he vuelto y he entrado en uno», le explicó. Todos llevan su animal identificativo y en casos como El Lince, uno que nada tiene que ver con el nombre del clan pero que les acompaña desde siempre. Es la cabra Luna que nunca se separa de Bartolo y que, en cuanto puede se pone a dos patas para saludar. Entre el clan y sin llamar la atención, Chulín, el perro de los mil trajes que su dueña Rosa Mª le confecciona para cada ocasión, llevaba una túnica íbera. Se han encargado de las novedades, como talleres de cerámica y escritura para los niños y la demanda que existe para entrar a formar parte de uno es de 300 personas por lo que se trabaja en crear dos o tres más para 2012. La intención es evitar la masificación de los que ya funcionan. Otro grupo importante es el de los Romanos, que aunque no suelen ser bien recibidos por la connotación histórica que poseen, son fundamentales para entender la Historia.

Un bautizo y un entierro
Sergio Guíu Núñez tiene ocho meses y medio y pertenece junto a sus padres al clan del Lobo. Delante de todos, entre bailes y antorchas, fue el protagonista en la mañana del domingo de una recreación nueva de este año. Fue el centro de la ceremonia de iniciación que se celebró ante la Diosa Astarté por la que fue presentado ante el resto de miembros como uno más. Se comportó como un auténtico caballero sin llanto ni pataletas. Después de Sergio llegó el turno de quemar la pira funeraria que contenía el cuerpo del guerrero íbero que murió en la noche del sábado. Otra recreación nueva. Fue procesionado por toda la feria al son de los tambores, se le ofrecieron bailes y presentes antes de acabar quemado.
Murió en la batalla en La Noche de Astarté, la recreación en la que se rinden honores a la Diosa en la plaza de toros. Una fiesta de todos los clanes que acabó mal en cuanto los romanos entraron e interrumpieron para exigir al pueblo íbero que abandonara la población. Eso es lo que sucedió antaño y los clanes lo han recuperado con música, versos, luces y fuego.

Fuente - La Comarca


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